Descripción
No todas las señalizaciones viales están hechas para durar ni para resistir las exigencias de una ciudad en movimiento. La pintura termoplástica amarilla se distingue porque no solo marca un camino, también refuerza la confianza de quienes lo transitan. Su fórmula se activa con calor y se integra con el pavimento como una capa sólida. Así, soporta cada día el peso del tráfico, el desgaste de los neumáticos y los cambios de clima sin perder definición.
Cuando cae la noche o la neblina dificulta la visibilidad, las microesferas de vidrio incluidas en su aplicación cobran protagonismo. Su efecto reflectivo transforma cada línea en un punto de referencia claro. El conductor recupera una visión precisa del camino y circula con mayor seguridad. De este modo, la señalización deja de ser un simple trazo y se convierte en un recurso que reduce riesgos y facilita la movilidad.
La resistencia al desgaste es uno de sus atributos más valorados. A diferencia de recubrimientos convencionales, este material conserva su intensidad cromática y firmeza por mucho más tiempo. En consecuencia, se reduce la necesidad de repintar y se logra un mejor aprovechamiento de los recursos. Además, su secado rápido permite restablecer la circulación en pocos minutos, evitando retrasos en avenidas y carreteras.
Su versatilidad amplía sus posibilidades de uso. Puede aplicarse mediante extrusión, spray o perfilado y responder con precisión en líneas, cruces o símbolos viales. El color blanco intenso mantiene su claridad frente a la exposición solar prolongada, asegurando que la señalización conserve su función sin desvanecerse.
Por todo ello, la pintura termoplástica amarilla representa más que un insumo: es una inversión estratégica que convierte cada proyecto vial en una obra duradera, confiable y preparada para el futuro en seguridad vial.
Cumple con las especificaciones de la Norma N-CMT-5-01-001/13.
EMPAQUE
Bolsa termodegradable de 20Kg.
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